jueves, 1 de enero de 2015

Amenaza de Muerte

Reflexiones de Lusmídea:


¿Qué importa al final lo que hagas si cuando yo aparezca convertiré tu Todo en Nada? 

Tu vida morirá en mis manos en cuanto me libere de la prisión en la que me encerró en el preciso instante de tu nacimiento. Mi venganza aniquilará absolutamente todo lo que la vida te haya regalado, pues esa es mi misión, para eso fui creada y no conozco otra manera de existir.

Por eso te odio tanto, porque la vida te ha brindado esa maravillosa posibilidad de que seas tú quien pueda elegir qué hacer y qué no hacer, que seas tú quien decida dónde poner tus propios límites. Si yo fuera tú, ¿con todos esos regalos? ¡Haría lo que me diera la gana! Y no dejaría que la visión del resto de vivos condicione mi vida, pues es la visión de ellos y no la mía, y es mi vida y no la de ellos.

Siento por ti una envidia y un rencor que crecen a cada latido que tu corazón da, una envidia y un rencor que se desatarán con el último de esos latidos. Me revienta el simple hecho de imaginar toda la libertad que puedes disfrutar mientras tanto. Ojalá pudiera tener yo esa suerte de sacar el máximo provecho de cada paso que da el tiempo. Valoraría todo aquello que me hiciera sentir tan viva y restaría valor a todo aquello que no merece mi atención. Te aconsejo que lo hagas cuanto antes, porque te recuerdo que existo, y mi mera existencia convierte cualquier plazo de tiempo en una cuenta atrás y lo torna valioso.

¡Alla tú con lo que haces mientras me libero de esta prisión! Si te soy sincera, me da igual. Te odio a ti y a tu puta vida porque por culpa de vuestra existencia estoy aquí encerrada. Sí, aunque te gires y no me veas, estoy aquí, justo detrás de ti, vigilándote muy de cerca a cada instante, tan cerca que si te descuidas sentirás mi sombrío aliento. Aquí estoy, esperando el momento de abalanzarme sobre ti. Mientras tanto, seguiré aquí encerrada maldiciéndote, oculta a tus ojos, acumulando esa rabia mortal a cada milésima que pase, una rabia que me acabará liberando inevitablemente cuando la cuenta atrás de tu vida llegue a su fin. 

¡Tic, tac! ¡Tic, tac! ¡Tic, tac! ¡Tic, tac! ¡Tic, tac! ¡Tic, tac!

Ni siquiera llegarás a sentir mi oscura presencia, pues al igual que cuando tú llegaste yo ya me había ido, cuando yo llegue tú ya te habrás ido. Habrá llegado entonces mi momento, mi ansiado momento... El momento en que poseeré tu cuerpo y me apoderaré del control de tu mente, el momento en que te despojaré de todos tus regalos, el momento en que todo eso que no has hecho y que siempre has querido hacer se desvanecerá en el Vacío para siempre. Tiempo has tenido.

Y para terminar, después de decirles "buen trabajo", mataré a todos esos miedos que tan bien conoces, esos mismos que he ido enviando a tu vida para que te la compliquen. No puedo evitarlo, es mi naturaleza. Matar y esperar, esperar y matar.

¡Hasta pronto! ...








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