miércoles, 8 de julio de 2015

Objetivo fijado


Reflexiones de Tréimul:


Te propones algo. Hay algo que no es tuyo y quieres que lo sea: una persona que te descoloca, una meta en la vida o un sueño que siempre has tenido. Desde ese instante, tú y tu objetivo están conectados por una línea imaginaria. Ya es tuyo, y sólo depende de ti que deje de serlo. Es tuyo desde que decides ir a por él, no desde que lo consigues. Lo has conseguido desde el momento en que te propones hacerlo tuyo y lo pierdes desde que le haces caso a esa excusa que te pones a ti mismo, desde que escuchas esas voces de fuera que te dicen que estás loco, o desde que tropiezas con ese obstáculo del camino y luego pasas de levantarte.

Desistes porque piensas que es muy difícil, pero no te confundas. No es que sea difícil, sino que tú no tienes las suficientes ganas. Cuando hay ganas, cualquier dificultad es poca para ti. Mandas a callar esas voces interiores y exteriores que te dicen que no sigas, apartas de un guantazo cualquier obstáculo que se meta entre tú y tu objetivo, aprendes que si algo te frena en el camino no eres digno de alcanzar tu destino. No es exceso de dificultad, es déficit de motivación. 

Y si tu objetivo consiste en ser el mejor en algo y te encuentras con una dura competencia, no es porque hayas tenido menos talento que los mejores, es porque los mejores tuvieron más motivación que tú, porque es la motivación la que hace al talento. 

Hay personas con objetivos exigentes que duermen, que van a fiestas, que hacen vida social y que se ponen a ver series. Después se sienten mal porque ahí siguen teniendo su objetivo sin cumplir y conforme pasa el tiempo se rinden a la par que se sienten inútiles o se excusan culpando al mundo para proteger su autoestima. Luego hay personas con una obsesión capaz de eclipsar todas las áreas de su vida en pos de invertir todo el tiempo en la consecución de su objetivo. Tienen los cojones de sacrificar lo que eran por lo que serán. 

Es precisamente esa obsesión la que marca la diferencia entre estos dos tipos de personas, la intensidad con la que desean cumplir su propósito. Y es esa obsesión la que va forjando su talento a cada paso que dan, la que les hace resistir cualquier golpe por duro que sea, la que les enseña a convertir cualquier no en un sí y la que les muestra alguna manera de superar cada obstáculo cuando parece que no hay forma de seguir avanzando. El mundo es el que no hallará la manera de frenarlos. Los obsesionados no ven obstáculos porque ellos son el obstáculo. 

Si has querido algo y no lo has conseguido, deja de sentirte mal. No es que seas un inútil, es que no lo deseaste lo suficiente. 

jueves, 2 de julio de 2015

Felicidad, ¿dónde estás?


Reflexiones de Yedubel:


Hoy vengo a recordarte algo que a menudo olvidamos. Si tu meta es ser feliz y estás continuamente enfocando tu atención en lo externo a ti, o cambias de meta o cambias de enfoque. 

El verdadero origen de la felicidad está en la aceptación de uno mismo, por eso la felicidad empieza en nuestro interior y a través de nuestra personalidad la exteriorizamos. ¿Qué pasa a la inversa? Que si buscamos el origen de la felicidad en algo externo, como un piropo, un coche o un iPhone, y a través de nuestra necesidad la interiorizamos, nos daremos cuenta de que esa "felicidad" se desvanece al instante. 

¿Te diste cuenta de la diferencia? Lo que exteriorizamos es felicidad y lo que interiorizamos no es felicidad, sino necesidad, una necesidad que, como decía mi buen amigo Crávindon, una vez satisfecha, deja de provocarnos emoción. Por eso te dura tan poco esa "felicidad" que buscas fuera, y como te dura tan poco, por eso la sigues buscando una y otra vez inútilmente yendo, ojo, no de felicidad en felicidad, sino de necesidad en necesidad.

Estás buscando ese sentimiento al que llevas tanto tiempo aspirando en el lugar equivocado. La felicidad no es conseguir cosas, es disfrutar de las cosas. Acuérdate de esa mañana en la que te levantaste con una sonrisa inexplicable y lo primero que te dieron ganas de hacer fue poner música y bailar. Acuérdate de esa conversación profunda con esa persona que acababas de conocer en la que estuviste más pendiente de mostrarte tal y como eres que de intentar agradar y por eso salió todo tan bien. Acuérdate de buscar la felicidad en ti porque ese es su hogar. Ahí estará siempre, y si te empeñas en buscarla fuera, lo que verdaderamente estás haciendo es cerrándole la puerta para que no salga. Te estarás olvidando de lo único que te va a acompañar desde tu nacimiento hasta tu muerte: de ti mismo, de ti misma. Y eso es lo más injusto de todo. ¿Y cuál es el castigo por ello? Una pesada sensación de vacío de la que está el mundo lleno.

Hazme un favor. O mejor varios. Acéptate sin preocuparte de que te acepten. Ten claro lo que te gusta a ti y no lo que le gusta a los demás. Conócete para que luego puedas darte a conocer. Imagínate siendo la mejor versión de ti en cada momento. ¿Te imaginas la felicidad que sentirías? Pues ahora ya sabes dónde buscarla.

No he terminado. Sé que sonó bien como final de discurso, pero no lo es. No lo es porque ahora te he recordado dónde buscarla, pero se te volverá a olvidar. ¿Sabes por qué? Porque vives en una época en la que te rodea una sociedad consumista que te convence de que lo importante es aparentar de cara a los demás, te incita continuamente a que prestes atención a lo de fuera hasta que acabas despegándote de ti mismo llegando a tal punto en que piensas que ya no sabes ni cuánto te conoces. ¡Normal! Tanto postureo es lo que tiene. 

Ya no muestras quién eres porque se te ha olvidado, te has olvidado a ti mismo. Ahora muestras un "yo" construido socialmente y a gusto de la mayoría porque, total, ahora buscas la felicidad en lo externo. Cuando te sientes medianamente bien crees que eso es la verdadera felicidad porque ya eres incapaz de sentir la misma felicidad pura que sentías en la infancia. Te has hecho mayor y has caído en las redes del deber, de lo correcto y de lo formal. Ya no te gusta despeinarte ni ensuciarte la ropa. Ahora crees que lo que sientes al recibir 100 me gusta en una foto es felicidad. Como te has olvidado de definirte, buscas esa definición perdida en los demás. ¿Qué te ha pasado? Pregúntatelo. ¿Eres realmente feliz así? Si la respuesta es sí, los que hacen dinero contigo te lo agradecerán. Te han convencido bien de que la felicidad está en lo externo a ti, y la prueba de que no lo está la puedes comprobar por ti mismo en esos frecuentes cambios de humor que tienes. Así te disfrazan de felicidad eterna lo que en realidad es necesidad pasajera, y así se aseguran de que vayas de necesidad en necesidad. Por eso les conviene que cambies de humor frecuentemente y por eso te motivan a que vivas de una manera que te condena a seguir viviendo en ese ciclo. Te despersonalizan para que nades a favor de su corriente y en la misma dirección que las demás personas, cada vez más parecidas entre sí, cada vez menos parecidas a sí mismas, cada vez más lejos de volver a sentir auténtica felicidad. 

La despersonalización es como un virus tremendamente contagioso. Se transmite a través del trato cercano, las palabras y las costumbres. Por eso entiendo que se te acabe olvidando dónde buscar la felicidad, viviendo entre tanta gente vacía que te habla de lo difícil que es la vida, de lo guapas que están las llantas que se compró o de lo que desayunó ese día Cristiano Ronaldo. Y luego, de repente, te topas con alguien feliz que no te pregunta qué estudias o en qué trabajas, sino que te suelta cualquier chorrada que te saca una risa, que te cuenta sus historias con alegría y que se interesa por las tuyas, ese tipo de personas que te hacen volver a conectar contigo mismo y te recuerdan dónde tienes que buscar. 

Habrás encontrado la felicidad cuando seas tú quien le recuerde a otros dónde buscarla.



sábado, 4 de abril de 2015

Lo difícil


Reflexiones de Crávindon:


¡Cómo se complica la vida la gente! A lo fácil nos acostumbramos rápido y lo difícil nos atrae. Es así. Qué típico eso de ignorar al que te persigue y perseguir al que te ignora.

Funcionamos por necesidades. Algo nos llama la atención cuando es nuevo, cuando no lo conocemos, cuando nos desconcierta. Ahí nace la necesidad de descubrirlo. Una vez lo vas descubriendo y te gusta lo que descubres, va surgiendo paralelamente otra necesidad sin que te des cuenta: la necesidad de ser valorad@ por esa persona. Te esfuerzas en llamar su atención o te haces el/la difícil para que esa persona sea la se esfuerce. Aquí el camino se bifurca en dos. 

Hablemos primero de ese camino estable, llano, fácil de transitar. Has conseguido captar la atención y el interés de esa persona. Esa persona te halaga con frecuencia. Te sienta bien y sigues caminando. Esa persona se abre a ti y empiezas a conocerla a fondo. Sigues caminando. Esa persona te da sinceras muestras de que le encantas. Sigues caminando y te paras un momento. Algo no cuadra... Piensas, ¿por qué no me siento tan bien como creía que me sentiría? Porque ya has saciado tu necesidad. Por eso te paras. Miras atrás y te das cuenta de lo fácil que ha sido transitar ese camino. Esa necesidad del principio ha tardado muy poco en saciarse y no ha habido tiempo para la emoción ni la intensidad con la que en el fondo nos gusta experimentar las cosas. Vuelves atrás, te echas atrás. 

Y esto nos lleva al segundo camino, al inestable, pedregoso, lleno de baches, difícil de transitar. No consigues captar la atención de esa persona, o sí lo consigues pero no de la manera que tú quieres. No te halaga, no coge tus indirectas. Te sienta mal, pero te empeñas en seguir caminando y tropezándote. Esa persona no se abre contigo, sigue conservando su halo de misterio, sigue dejando insaciada tu necesidad de descubrirla, te deja con más preguntas que respuestas, te genera incertidumbre en lugar de estabilidad, pero tú decides seguir caminando, tropezándote y golpeándote. ¿Por qué? ¿Vale la pena? Es lo que te sueles preguntar cuando estás en medio de ese camino. Entonces te paras, miras atrás y te das cuenta de lo difícil que ha sido transitarlo. La necesidad sigue sin saciarse, así que decides seguir adelante. No te sientes bien, pero te sientes viv@. 

A veces, ni lo bueno es tan bueno ni lo malo es tan malo. Es más simple que todo eso. Mientras tengamos una necesidad, esa necesidad tirará de nosotros para que la saciemos, pero una vez saciada, dejará de tirar.

Ahora tú, persona que no se valora, sí, tú, masoquista emocional sin un gramo de amor propio, comprenderás por qué te pasa lo que te pasa. No eres capaz de valorarte y, por eso, te empeñas en buscar personas que te den el valor que tú no sabes darte. Lo gracioso es que cuando consigues que te valoren te aburres y cuando te tratan como a la mierda o pasan de ti te tienen en la palma de la mano. El proceso es sencillo: no te quieres => como no te quieres, no te conoces => como no te conoces, no sabes lo que quieres => como no sabes lo que quieres, no valoras lo que consigues => como no valoras lo que consigues, valoras lo que no consigues. 

Por suerte, no todo el mundo es así. Todo lo que existe existe porque existe su opuesto, y también estamos rodeados de personas que se quieren y se conocen a sí mismas. Como saben lo que quieren, lo valoran cuando lo consiguen. Entonces, ¿hay que ponérselo fácil o difícil a la otra persona? ¿Debería hablarle o debería pasar de ella para que venga detrás? ¿Hay que aparentar y seguir unas reglas o es mejor ser uno mismo? La respuesta a todo esto es que no hay una respuesta, la respuesta es que todo vale. 

¿Conoces a alguien en una discoteca, te gusta, l@ notas receptiv@ y te apetece disfrutar de ese momento? Pónselo fácil. ¿De qué te serviría ponérselo difícil si estás en modo carpe diem?

¿Esa persona que te puede llegar a interesar está mandándote señales pero a ti no te gusta ceder tan fácilmente y además aún no te nace el corresponder a su pasteleo? Pónselo difícil. ¿De qué te serviría ponérselo fácil si te vas a sentir mal contigo mism@?

¿Estás empezando a sentir cosas por esa persona y quieres intentar algo con ella? Háblale. ¿De qué te serviría pasar de él/ella si el "no" ya lo tienes?

¿Todavía le sigues hablando a esa persona que pasa de ti porque está detrás de otr@ que pasa de él/ella? Pasa de ella para que venga detrás. ¿No viene? Hay más peces en el mar.
  
¿Te lo/la quieres llevar a la cama pero sabes que sólo le van l@s mal@s y tú eres un/a buenaz@? Aparenta y sigue unas reglas. ¿De qué te serviría ser tú mism@ si con tu rollo de niñ@ buen@ no le vas a dar morbo? 

¿Quieres seguir conociendo a esa persona porque has notado lo bien que te sientes con ella y ella contigo? Sé tú mism@. ¿De qué te serviría aparentar si hasta ahora los dos se han sentido tan bien mostrándose tal y como son?

Como ves, cada persona es un mundo y cada mundo tiene sus necesidades, por eso no hay reglas estáticas y aplicables a todas las situaciones, sino situaciones a las que adaptarse dependiendo de tus necesidades. Que no te engañen. Eso de "pasa de él/ella y verás cómo viene" o "lo mejor es que seas siempre tú mismo, al que le guste bien y al que no también" no son más que frasería barata. Todo vale. Todo depende de tus necesidades, y mientras actúes conforme a ellas, decidas lo que decidas estará bien decidido.

Algo que le cuesta entender a las mujeres sobre los hombres: las necesidades pueden cambiar de un día para otro.

Algo que le cuesta entender a los hombres sobre las mujeres: mis necesidades no son las mismas que las tuyas en este momento.

Algo que le cuesta entender tanto a mujeres como a hombres: nuestras necesidades son incompatibles ahora mismo.

¿Solución a esto? ¡SER CLARO! Cuando interactúas con alguien, si los dos acuerdan que sea algo pasajero, no hará falta dar muchas explicaciones sobre nuestras necesidades porque nuestros actos lo dirán todo, pero cuando la cosa es más seria, no cuesta trabajo tener consideración con las necesidades de la otra persona y tenerle al tanto de las nuestras. Así evitaremos cambios de humor inesperados, reclamaciones, trabes, falsas ilusiones y todo ese brebaje nocivo que no es sano para ninguno de los dos. Pero espera... No le pidas esto a todo el mundo porque no todo el mundo sabe ser claro. No todo el mundo tiene la capacidad de ser plenamente consciente de sus emociones y de saber comunicarlas. Cada persona es un mundo y cada mundo es libre de decidir si quiere esforzarse en cambiar para adaptarse mejor a otro mundo o quedarse como está. Lo que no se puede hacer es obligarlo. No es ni mejor ni peor que tú, es diferente.

Esa típica frase que tanto has escuchado en boca de hombres, de mujeres y, seguramente, de tu propia boca: "No hay quien les entienda". ¿Te suena, verdad? Esa frase no existiría en un mundo donde hubiera una única regla infalible que funcionara con tod@s, donde fuera todo tan fácil y comprensible. Te gusta alguien, usas la regla de ser directo y le vas a comer la boca directamente. Funciona porque es una regla infalible en ese mundo. Ya está, ya tienes a la otra persona... ¿Sabes qué te digo? Que menos mal que el mundo real no es así, porque sería tan excitante como una carrera de caracoles. Lo bueno del mundo real es que puedes sentir el impacto de una mano estrellándose contra tu cara si usas esa regla con alguien, y que si al siguiente alguien vas de buenas por si acaso que te dé otra hostia, te dice que lo que le gusta es que sean más direct@s. 

Ahí está la gracia, en no saber qué te vas a encontrar cuando alguien atrae tu atención, en descubrir a ese alguien, en diferenciarl@ de otr@s, en reconocer las emociones que despierta en ti y detectar la necesidad que tienes ligada a esa emoción para luego actuar con esa persona en base a esa necesidad, en saber que cualquier cosa que le digas puede hacer que te mande a tomar por culo o que te invite a su casa, en decidir si arriesgar por lograr una victoria o no arriesgar por miedo a una derrota... 

Nos quejamos porque con tantas cosas a tener en cuenta ya no sabemos ni cómo actuar, y nos olvidamos de que el encanto está precisamente en no saberlo, porque así jugamos a descubrirlo. Sin dificultad, no hay emoción.

Admítelo, cuesta nada: nos gusta lo difícil.

martes, 6 de enero de 2015

Niño chico, niño grande


Reflexiones de Crávindon:


Una conversación a través del tiempo...

- Niño chico: ¿Por qué los mayores discuten tanto? ¿Por qué los novios no van de la mano por la calle? ¿Por qué a los adultos no les gusta jugar? ¿Por qué la gente no es tan feliz?

- Niño grande: Cuando crezcas lo entenderás, pero no lo compartirás. La respuesta está en la madurez.

- Niño chico: ¿Qué es la madurez?

- Niño grande: Es una visión de la realidad, una visión muy realista y aburrida que te hace ser consciente de cómo es realmente el mundo en el que vives y que te quita la venda de la dulce y alegre inocencia.

- Niño chico: Hablas raro. No te entiendo.

- Niño grande: Mejor para ti. 

- Niño chico: ¿Por qué?

- Niño grande: Porque la madurez es un monstruo malo que va a por los niños como tú.

- Niño chico: ¿Y qué nos hace?

- Niño grande: Si los atrapa, les arrebata esa feliz ignorancia en la que viven y la magia deja de existir. Después, sin que se den cuenta, se van convirtiendo en adultos serios, aburridos, responsables y realistas. 

- Niño chico: Yo no quiero ser serio y aburrido. 

- Niño grande: No te preocupes, que eso no te ocurrirá a ti.

- Niño chico: ¿Y cómo lo sabes?

- Niño grande: Porque gracias a que tú has sabido disfrutar de mi pasado, yo sé disfrutar de mi presente. 

- Niño chico: ¿Qué?

- Niño grande: La madurez te acabará atrapando, por eso soy consciente del mundo que me rodea y lo veo tal y como es. Veo mi realidad, pero también conservo tu ilusión. Sé que debo asumir responsabilidades, pero también sé que quiero seguir siendo feliz. Aprender a distinguir realidad de ilusión no significa que tengas que decantarte sólo por una de las dos. 

- Niño chico: Hablas muy raro... ¡Mira! ¡Una mariposa!

- Niño grande: A eso me refiero. Estás mejor donde estás. Has sido el mejor maestro que he tenido en la vida. Gracias a lo que me has enseñado, nunca he dejado que la madurez me obligue a vislumbrar un mundo en el que tenga que dejar de disfrutar (dis-frutar: dejar de dar frutos) o en el que tenga que dejar de comportarme como un niño con tal de mantener esas aburridas formas que los adultos dicen que hay que mantener.

- Niño chico: Algún día aprenderé a volar como esa mariposa.

- Niño grande: ¿Sabes que esa mariposa, cuando era chiquitita, era un gusano que no podía volar?

- Niño chico: ¿Los gusanos se convierten en mariposas?

- Niño grande: Sí, y si ese gusano pudo volar, tú también puedes. Y no dejes que ningún adulto te convenza de que no puedes hacer algo. Todos los que te lo digan es porque se quedaron en la fase de capullo. 

- Niño chico: ¿De capullo?

- Niño grande: Sí, tanta madurez los ha echado a perder. Están demasiado limitados y no se creen capaces de lograr casi nada. Es una pena, la verdad... Yo he superado esa fase gracias a ti. Ni siquiera la madurez ha podido arrebatarte de mí. Te conservo en mis recuerdos y también en un hueco de mi personalidad, y nunca te dejaré marchar. Nadie sabe disfrutar de cada segundo tan bien como tú. Me has enseñado que esa es la mejor forma de vivir, ya que en los momentos anteriores a mi muerte, serán esos segundos intensos los que recordaré con una sonrisa, y recordaré también todos esos innecesarios malestares que me podría haber ahorrado, porque en ese momento anterior a mi muerte me daré cuenta de que en realidad eran una tontería, tal y como lo ves tú. Tú eres el que me ayuda a restarle y a sumarle importancia a las cosas, el que me ayuda a darles el valor que verdaderamente tendrán en ese momento final de mi vida. 

- Niño chico: No te entiendo... ¿Jugamos a algo?

- Niño grande: Ahora jugamos, no seas impaciente. Déjame terminar de contestar a tu pregunta. 

- Niño chico: Es que me aburro...

- Niño grande: ... y el burro meó.

- Niño chico: ¿Eh?

- Niño grande: Nada. Cosas de niños grandes. 

- Niño chico: ¡Ah!

- Niño grande: También me dicen que hay que ser realistas, ¿y sabes quién me lo suele decir?

- Niño chico: No, ¿quién?

- Niño grande: La gente más amargada. ¡Fíjate tú qué casualidad! 

- Niño chico: ...

- Niño grande: No se trata de ser realista o no, se trata de ver las cosas a tu manera, y no a la que te intentan inculcar. 

- Niño chico: ... ¿Ya terminaste? ¿Podemos jugar ya?

- Niño grande: Sí, pero antes, deja que te diga una última cosa...

- Niño chico: Vaaale...

- Niño grande: Eres el mejor pasado, presente y futuro que podría tener. Gracias por haberme enseñado a ser un niño grande. 

- Niño chico: ¡De nada! ¿Jugamos ya? ¿A qué jugamos?

- Niño grande: A la vida.

lunes, 5 de enero de 2015

Presente eterno


Reflexiones de Llunoa:


Utilizas ese inmenso sentimiento de bienestar que en un determinado momento sientes junto a un amigo o a una pareja para tratar de retenerlo y hacerlo eterno. Al sentirte así de bien, piensas que sería genial que ese estado perdure en el futuro para seguir sintiéndote igual. 

Es entonces cuando usas la palabra siempre que casi nunca se cumple. ¿Por qué no? Porque tus necesidades cambian, y con ellas tus sentimientos. Lo que en un momento quisiste conservar con tanta fuerza, dentro de un tiempo quizás ya no sea tan importante, o quizás sí, pero es un error muy común, lo cual no quita que su intención sea preciosa, el hecho de HOY decir SIEMPRE. 

Tratar de retener para siempre algo que tienes hoy puede crearte el miedo a perderlo. Es la forma más absurda de desperdiciar algo bueno que la vida te está dando con el fin de que lo disfrutes, y también la forma más rápida de perderlo. 

Por eso, no se trata de construir todo ese futuro hoy. No se puede. Se trata de construir un buen HOY, y un HOY tras otro se encargarán de hacer realidad ese SIEMPRE. Se trata de cuidar y valorar lo que tienes hoy y disfrutar hoy del sentimiento, no de querer alargarlo a un futuro incierto donde no pensarás ni sentirás lo mismo que hoy, o quizás sí, pero como no se sabe, el HOY es lo único que te debe importar. 

Este momento es lo único que existe, y así siempre. Hazlo tuyo. 


domingo, 4 de enero de 2015

Experiencias


Reflexiones de Tréimul:


Que no te haya pasado a ti no significa que no me tenga que pasar a mí. Que tú no hayas podido no significa que yo tampoco pueda. Que tú te pongas unos límites en tu mundo no significa que yo deba ponerme los mismos límites en el mío. Y no me vengas con que hablas desde LA experiencia. Hablas desde TU experiencia. Ya te contaré yo MI experiencia, pero primero déjame equivocarme o triunfar. 

sábado, 3 de enero de 2015

Vivir la vida


Reflexiones de Yedubel:


¿Qué es vivir la vida? 

Hay gente que dice que es disfrutar de ella, pero yo no estoy de acuerdo. Vivir la vida no implica sólo disfrutar. Si quieres vivir con intensidad, debes serle fiel a tus sentimientos. 

Si estás triste, sufre. Si estás alegre, ríete. Si estás desganado, acuéstate. Si estás eufórico, enrálate. Pero no te obligues a ir de fiesta si lo que te apetece es una manta y una película, no escuches heavy metal si tienes la típica tarde mimosa, y no te pongas a contar chistes si lo que te apetece es hablar de cosas profundas. 

A ver, cada uno es libre de hacer lo que quiera, así que hazlo si quieres, pero verás que no te sabrá igual, y si haces algo que no te sabe, no estás viviendo de verdad ese momento.

Vivir la vida es eso, vivirla aceptando lo que nos toca, no huyendo de ello. El secreto está en que en vez de quejarte por los malos momentos o intentar evitarlos, te dejes llevar por ellos igual que te dejas llevar por el disfrute. Se trata de aceptar el dolor de la tristeza de la misma forma que aceptas el placer de la alegría. Vivir la vida es hacerte amigo tanto del máximo gozo como de la más insoportable depresión. Sólo así, experimentarás esa maravillosa mezcla de altibajos que te hacen sentir tan vivo, porque gracias a todo lo malo hoy tenemos una experiencia que nos ha fortalecido y gracias a todo lo bueno hoy tenemos unos recuerdos que nos hacen sonreír. 

Todo cuenta, nada escapa. Todo forma parte de la vida. Bueno o malo, da igual, es vida. Vivirla es zambullirte en ella y no importa si acabas empapado de agua o petróleo. Lo que importa es que estás experimentando cosas con intensidad, estás viviendo. 


viernes, 2 de enero de 2015

El equilibrio de lo opuesto


Reflexiones de Sothlam:


Sin antimateria no habría materia, 
sin niño insistente no habría feria,
sin tristeza no habría felicidad, 
sin ignorancia no habría curiosidad, 
sin errores no habría aprendizajes, 
sin contracturas no habría masajes, 
sin enfados no habría reconciliaciones, 
sin problemas no habría soluciones, 
sin camino no habría destino, 
sin tienda cara no habría chino, 
sin sombras no habría luces,
sin amargos no habría dulces,
sin rivales no habría compañeros,
sin falsos no habría sinceros,
sin competiciones no habría cooperaciones, 
sin aburrimientos no habría diversiones,
sin derrota no habría victoria, 
sin condena no habría gloria,
sin egoísmo no habría generosidad,
sin interés no habría humanidad,
sin feos no habría guapos, 
sin gordos no habría flacos, 
sin bajos no habría altos, 
sin lentos no habría rápidos,
sin pobres no habría ricos, 
sin tontos no habría listos,
sin débiles no habría fuertes,  
sin lunes no habría viernes, 
sin guerra no habría paz, 
sin torpe no habría capaz,
sin abuso no habría justicia, 
sin potaje no habría delicia, 
sin frío no habría calor,
sin odio no habría amor, 
sin venganza no habría perdón,
sin un sin no habría un con,
sin tormenta no habría calma,
sin coraza no habría alma,
sin infieles no habría fieles,
sin imposibles no habría posibles, 
sin diferencias no habría entendimientos,  
sin palos no habría fortalecimientos,
sin lágrimas no habría consuelo,
sin regaño de madre no habría defensa de abuelo,
sin ruido no habría canción, 
sin riesgo no habría emoción, 
sin caos no habría armonía,
sin miedo no habría valentía,
sin vuelta no habría ida,
sin muerte no habría vida.

  • Ley observada en el universo: Lo que hace que algo exista es la existencia de su opuesto. Así, ambos vibran a diferentes intensidades y coexisten en equilibrio. 
  • Ley observada en los humanos: Esas intensidades son las que captan la percepción humana, ergo si un elemento dejara de existir, la intensidad de su opuesto se neutralizaría, la percepción humana no lo percibiría y el elemento en sí para nosotros desaparecería.
  • Paradoja observada en los humanos: Si la existencia de los elementos de la izquierda son los que otorgan valor a la existencia de los elementos de la derecha, ¿por qué las personas valoran únicamente los de la derecha?


jueves, 1 de enero de 2015

Amenaza de Muerte

Reflexiones de Lusmídea:


¿Qué importa al final lo que hagas si cuando yo aparezca convertiré tu Todo en Nada? 

Tu vida morirá en mis manos en cuanto me libere de la prisión en la que me encerró en el preciso instante de tu nacimiento. Mi venganza aniquilará absolutamente todo lo que la vida te haya regalado, pues esa es mi misión, para eso fui creada y no conozco otra manera de existir.

Por eso te odio tanto, porque la vida te ha brindado esa maravillosa posibilidad de que seas tú quien pueda elegir qué hacer y qué no hacer, que seas tú quien decida dónde poner tus propios límites. Si yo fuera tú, ¿con todos esos regalos? ¡Haría lo que me diera la gana! Y no dejaría que la visión del resto de vivos condicione mi vida, pues es la visión de ellos y no la mía, y es mi vida y no la de ellos.

Siento por ti una envidia y un rencor que crecen a cada latido que tu corazón da, una envidia y un rencor que se desatarán con el último de esos latidos. Me revienta el simple hecho de imaginar toda la libertad que puedes disfrutar mientras tanto. Ojalá pudiera tener yo esa suerte de sacar el máximo provecho de cada paso que da el tiempo. Valoraría todo aquello que me hiciera sentir tan viva y restaría valor a todo aquello que no merece mi atención. Te aconsejo que lo hagas cuanto antes, porque te recuerdo que existo, y mi mera existencia convierte cualquier plazo de tiempo en una cuenta atrás y lo torna valioso.

¡Alla tú con lo que haces mientras me libero de esta prisión! Si te soy sincera, me da igual. Te odio a ti y a tu puta vida porque por culpa de vuestra existencia estoy aquí encerrada. Sí, aunque te gires y no me veas, estoy aquí, justo detrás de ti, vigilándote muy de cerca a cada instante, tan cerca que si te descuidas sentirás mi sombrío aliento. Aquí estoy, esperando el momento de abalanzarme sobre ti. Mientras tanto, seguiré aquí encerrada maldiciéndote, oculta a tus ojos, acumulando esa rabia mortal a cada milésima que pase, una rabia que me acabará liberando inevitablemente cuando la cuenta atrás de tu vida llegue a su fin. 

¡Tic, tac! ¡Tic, tac! ¡Tic, tac! ¡Tic, tac! ¡Tic, tac! ¡Tic, tac!

Ni siquiera llegarás a sentir mi oscura presencia, pues al igual que cuando tú llegaste yo ya me había ido, cuando yo llegue tú ya te habrás ido. Habrá llegado entonces mi momento, mi ansiado momento... El momento en que poseeré tu cuerpo y me apoderaré del control de tu mente, el momento en que te despojaré de todos tus regalos, el momento en que todo eso que no has hecho y que siempre has querido hacer se desvanecerá en el Vacío para siempre. Tiempo has tenido.

Y para terminar, después de decirles "buen trabajo", mataré a todos esos miedos que tan bien conoces, esos mismos que he ido enviando a tu vida para que te la compliquen. No puedo evitarlo, es mi naturaleza. Matar y esperar, esperar y matar.

¡Hasta pronto! ...